Nuevo Hipódromo de Las Flores

Emanuel Bustos, un jockey con altura y muchos sueños.



Mide 1,75 metros, está vinculado a esta actividad por herencia familiar y hace el máximo sacrificio para dar el peso y así poder competir.  “Estoy cursando la carrera de veterinaria porque quiero estar cerca de los caballos”, confiesa este muchacho de 27 años.

Su figura no pasa nada desapercibida en el cuarto de Jockeys del Nuevo Hipódromo de Las Flores. La estatura de Emanuel Bustos no es típica de un jinete, pero la pasión puede más y es un fiel ejemplo de que cuando se quiere ejercer una profesión todo esfuerzo es válido para lograrlo.

“Me tengo que cuidar mucho en las comidas. Ahora estoy pesando 56 ½ kilos. Ser jockey es lo que me apasiona y si bien el único problema que tengo es el de la altura, siempre tuve el apoyo de mi familia”, dice Emanuel todavía con la chaquetilla puesta y disfrutando a pleno de una tarde de carreras.

Su ADN tiene turf por donde se lo analice. Es sobrino de Horacio Vela y nieto de Antonio Vela, dos reconocidos entrenadores de la región santafecina. “Nací y me crié entre las patas de los caballos”, agrega por las dudas de que alguien dude de su marcada pasión. 

Actualmente, Bustos cursa el tercer año de la carrera universitaria de veterinaria. “Vivo en Esperanza y voy a la facultad para poder recibirme y estar cerca de los caballos. Los domingos despuntó el vicio corriendo caballos”.

Consiguió victorias en cuadreras, pero todavía no pudo festejar en Las Flores. Sueños hay muchos y lo cuenta: “Me encantaría correr un clásico provincial en Buenos Aires y si llegó a ganar, me retiro ese mismo día”, cuenta con una cuota de humor.

Ser pivote o alero de un equipo de básquet podría haber sido el puesto ideal para Emanuel Bustos. Pero lo suyo desde muy pequeño fue el apasionante mundo del turf y esa vocación la vuelca tanto para incrementar sus conocimientos como también apilarse en un Sangre Pura. Todo un ejemplo. 


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