Nuevo Hipódromo de Las Flores

“Estoy contento porque pude ganar en mi casa”

Lo afirma el jockey Alejandro Tajomisski, luego de ganar su primera carrera en el Hipódromo de Santa Fe. “Pasaron más de 30 años que debuté en esta pista y se me pudo dar”, sostiene sin ocultar su inmensa alegría. Un hombre que nunca se dio por vencido y le llegó la hora de su recompensa.

Constancia y más dosis de constancia es lo que puede resumirse en el presente de Alejandro Tajomisski, un experimentado látigo que a fines de la década del 80 cuando sumaba sus primeras experiencias y armas en su profesión debutaba en la arena santafecina y hoy, luego de tres décadas, se dio el lujo de alcanzar esa ansiada victoria, la primera en este escenario

¿Sabes la alegría que tengo?, es lo primero que se auto pregunta ante la consulta del cronista y luego da más detalles. “Muchas veces vine acá a correr y no podía ganar. La mejor gestión que había conseguido había sido un segundo puesto. En Santa Fe arranqué cuando era pibe. Me acuerdo que tenía 15 años. Toda una vida”.

Hoy el presente es otro. Volvió a sus pagos de Viamonte, tras más de 30 años afincado en Buenos Aires. La madurez lograda en esos tiempos le permite valorar lo conseguido. “Cuesta mucho ganar una carrera. El jockey tiene que superar muchos sacrificios para conseguir logros. Estoy contento porque pude ganar en mi casa”, sostiene.

Una de las emociones de la jornada se hizo esperar hasta la última carrera. Stormy Real con Alejandro Tajomisski en sus estribos mostró plena velocidad sobre los 600 metros y desató un furioso festejo. “La yegua es propiedad de un amigo de la familia. Tiene buena acción y es muy ligera”, comenta.

No parece ser alguien que exagera en sus apreciaciones y, por ese motivo, tiene más valor cuando dice que “este triunfo es como un clásico para mí”. En su etapa inicial, Tajomisski se graduó de jockey justo en un cotejo de Grupo. “Fue en 1991 en el Fernández Guerrico con Laramie Moon. En ese entonces se precisaban 60 carreras para dejar de descargar”, apunta con precisión de cirujano.

Al conocer su testimonio ya exhibe sentido ese festejo anticipado, a 50 metros de la sentencia cuando Stormy Real le daba una de sus esperadas cosechas. Consiguió algo que anhelo por años, en un lugar al que lo une un aprecio especial y se lo tiene muy bien merecido.




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