Una capacitación (récord) que educa y salva vidas
En
dos ciclos y de manera virtual, la médica veterinaria Mariela Verónica Heredia
disertó ante más de 150 asistentes sobre “Primeros auxilios equinos” y el
principal interrogante: Qué hacer durante una emergencia antes que llegue el
especialista.
Con
récord de inscriptos, de manera virtual y en dos jornadas en semanas
consecutivas, se desarrolló una nueva capacitación de la Unión de Trabajadores
del Turf (UTTA), que en plena pandemia sostiene uno de sus pilares, como es
tradicional en la organización que preside Carlos Felice, su Secretario General.
Esta vez, con la médica Mariela Verónica Heredia como disertante, la clínica de
“Primeros auxilios equinos” se enfocó en una pregunta: ¿Qué hacer durante una
emergencia antes que llegue el veterinario? Así, se mantiene con firmeza
nuestra prédica por el trabajo, la seguridad, educación y nutrir de
conocimientos a quienes componen la actividad hípica a nivel nacional, de punta
a punta del país.
Más
de 150 asistentes conectados desde decenas de ciudades de todo el país
escucharon cómo afrontar las situaciones claves en ese tipo de urgencias y se
debatieron todo tipo de experiencias. “Mantener la calma, llamar al veterinario,
que siempre es recomendable tener varios contactos, buscar ayuda de personas
idóneas y tener acceso a un botiquín completo son aspectos fundamentales en
cualquier tipo de emergencia”, se planteó como premisa de base, en una
industria donde lo laboral tiene un rol clave y determinante. Nuestras acciones, se sabe, siempre se
vinculan a la calidad de vida de los caballos y, como consecuencia, de las
condiciones de trabajo de las trabajadoras y los trabajadores.
Sobre
las heridas, Heredia las dividió en incisas (poco dolorosas, aunque pueden
complicarse con hemorragias y lesiones de tejidos subyacentes), lacerantes
(mordeduras de perros) y punzantes (por clavos o espinas, presentan mínima
hemorragia aunque alta contaminación). “En el manejo del tiempo transcurrido
tendrá como consecuencia un menor o mayor grado de contaminación”, precisó.
Además, analizó las ventajas del vendaje, la necesidad de higienizar
diariamente manos y patas si no se utiliza vendas y hasta surgieron ideas: “El
azúcar es un excelente cicatrizante, así como el almíbar en gel espeso. Utilizo
mucho el aceite ozonizado, el aceite de ajo y preparados en base a aloe vera”.
Se
subrayó que “nunca se debe desestimar el sangrado ni de dónde proviene” y
propuso “enseguida realizar compresión manual de cinco minutos con gasas o
material limpio, y pasado ese lapso, es necesario un vendaje compresivo o un
torniquete hasta la llegada del veterinario”. Jabón neutro, soluciones
antisépticas y agua limpia con manguera o aspersores son aliados de las
curaciones, con una muy especia recomendación: “El agua oxigenada sólo debe ser
utilizada en heridas punzantes, y enjuagando enseguida sí o sí”.
Por
otra parte, los cólicos tomaron el centro de la escena en la segunda mitad de
la exposición, tras las palabras de Ricardo Solaro, nuestro Secretario Adjunto.
A partir de la conciencia de que se puede potenciar el rendimiento de los
caballos con una buena alimentación, un correcto entrenamiento y adecuadas
condiciones sanitarias y veterinarias, se vela así por una actividad
transparente, segura y libre de riegos para quienes se desempeñan en la
industria día a día.
Se
apuntó a las causas más frecuentes (cambios bruscos en la alimentación, exceso
de granos, falta de agua, entre otros) y a la consideración de situaciones
predisponentes. Para ello, Heredia reclamó atención especial en “la variación
del temperamento, algo que incluye a caballos que son altamente sensibles al
dolor y los que, por el contrario, son muy resistentes”. Siempre poniendo
énfasis en que “es básicamente un dolor abdominal y no se trata de una
enfermedad sino de un signo, pero requiere su tratamiento urgente porque puede
llevar a la muerte del animal”. De hecho, “pueden ser espasmódicos o gaseosos,
que son los más comunes y casi siempre pasan sin medicación, pero su
reiteración por irritación puede llevar al cólico estrangulante”.
Así, entonces, se indicó sobre la importancia mayúscula de “colaborar con el veterinario aportando datos concretos, como hora de inicio y frecuencia cardíaca, y saber reconocer las diferencias con su estado normal, la hidratación y caminarlo suavemente si está nervioso, por unos 15 ó 20 minutos, como para favorecer el movimiento intestinal, ya que los caballos no producen vómitos”. En cambio, “no hay que darles de comer, ni diuréticos, poca agua, y nunca un enema por el riesgo de rotura de recto”, remarcó la veterinaria, cuya voz fue seguida muy atentamente por todos, ya que este tipo de capacitaciones también salvan vidas.
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