El bienestar del caballo, eje del inicio de una nueva capacitación.
En la primera de las tres clases de la UTTA que componen el ciclo de "Etología" y siguiendo la prédica de nuestro Secretario General Carlos Felice, se profundizó en el comportamiento y la percepción del animal, con la participación de más de 150 asistentes de la Argentina, Latinoamérica Estados Unidos y Europa, incluida la jocketa Andrea Marinhas.
En la primera de las tres clases del curso de la UTTA denominado “La etología como base del bienestar del caballo”, este martes se desarrolló en forma virtual la temática inicial propuesta para este encuentro de dos horas, en tres semanas consecutivas.
La ingeniera zootecnista María Florencia Godoy volvió a ser la facilitadora de un nuevo ciclo pensado en el progreso y la inclusión de los trabajadores de la industria, con el fin de instruir y sumar conocimientos a quienes forman parte de la actividad. Hubo más de 150 inscriptos tanto de Argentina, como de diferentes lugares del mundo como Uruguay, Chile, Paraguay, Colombia, Venezuela, México, Estados Unidos y España.. Todos se unieron para ser parte de la charla, compartir experiencias, sumar consultas al debate e intercambiar opiniones, incluso con videos para reflexionar y comparar con el hombre. ¿Una palabra clave? Sincronización.
La primera temática resultó: Comportamiento natural y percepción del entorno. ¿Cómo anticipar reacciones y prevenir accidentes? “Si el animal está bien, va a darnos más y se enferma menos. Descansa mejor, corre mejor, come mejor, más seguro y predecible”, aseguró Godoy.
¿Qué es la etología? El comportamiento natural de las especies. “El caballo no verbaliza, hay que interpretar señales silenciosas. Podemos darle el ambiente más seguro pero no deja de sentirse una presa. Sí podemos trabajar en que se acostumbre a situaciones lejos de lo natural”, profundizó.
“El caballo camina, come, camina, come. Vive en manada, está alerta, le gusta el juego, está dispuesto a aprender cosas nuevas porque es curioso y si sabemos despertarle esa curiosidad, lo va a hacer rápido. Tiene muy buena memoria, lo que puede ser beneficioso o no. Le gusta estar en manada, sentirse acompañado, puede habituarse a estímulos muy atípicos, como estar rodeado de elementos fuera de lo común o al tropel. Se siente relajado porque la persona que lo cuida le transmite un estado de calma. Sienten nuestras emociones y expresiones”.
La importancia de los sentidos: vista (panorámica); tacto (piel, cascos, pelos alrededor del hocico y bigotes le dan mucha información), oído (mayor agudeza que el humano, orejas móviles), gusto y olfato (selectivos con el sabor, tendencia a evitar determinadas partículas).
“Cada caballo es único. Tiene diversas personalidades, modos de reacciones y se anticipan por experiencias previas. ¿A considerar? Percepción del entorno, reacción inmediata de supervivencia, ocultan dolor, diferente umbral ante el estímulo y exposición, muy sensibles…”.
Sobre el final sumó su voz la exitosa jocketa Andrea Marinhas: “La fusta
sirve para avisar. Corre más cuando ve la mano que se está levantando. No hace
falta la fuerza. Intento golpear sobre la cincha para no llegar al cuerpo. El
incentivo es nuestro movimiento con el cuerpo y las riendas. Hay caballos que
corren más sin tener que tocarlo. Al pegar fuerte, el caballo va para atrás. Lo
tomo como si fuera para mí: si alguien me alienta bien, voy a correr más; si me
agreden, voy a ser un fracaso. Hay caballos que se inhiben, hay que darles
seguridad. Si siente dolor es posible que no aumente la velocidad”.
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