El valor de la alimentación en el caballo deportivo.
Nuestra organización desarrolló en
forma virtual una capacitación gratuita para la industria hípica en la que se
inscribieron más de un centenar de personas de siete países.
Se
desarrolló, en dos jornadas virtuales de más de dos horas cada una, la
capacitación con el eje en “¿Cómo elegir los alimentos adecuados para mi
caballo deportivo?”, el curso gratuito con el que la Unión de Trabajadores del
Turf y Afines (UTTA) inició un nuevo ciclo de aprendizaje y debates sobre
temáticas relativas a la industria hípica. Nuevamente, la idea impulsada por
nuestro Secretario General Carlos Felice contó con más de un centenar de
inscriptos, incluyendo asistentes de la mayoría de las provincias argentinas y
otros que residen en Brasil, Chile, Colombia, España, República Dominicana y
Uruguay.
Con
la Ingeniera zootecnista María Florencia Godoy como facilitadora, la primera
parte de la exposición comenzó con el desarrollo de “El forraje como base de la
alimentación”, enfocado en las necesidades mínima, variables, estrategias y
herramientas. Se intercambiaron opiniones sobre cómo estimar el consumo de
comida, con el aporte de un video, y a eso le siguió el desarrollo de
requerimientos, la calidad del alimento y la evaluación de la calidad, incluso
con una tabla representativa.
Respecto
de las funciones del forraje se hizo hincapié en lo etológico, básicamente con
la masticación y el alivio y prevención del stress, y en lo nutricional, con
las fuentes de energía, los nutrientes y el valor de las fibras, por ejemplo. Se
habló sobre la condición corporal, con las experiencias sobre ganar, perder o
mantener el peso; el forraje adecuado a cada caballo y los complementos, y las
técnicas más adecuadas en las formas de alimentación.
Y se cerró con las recomendaciones, haciéndose énfasis en los diversos puntos en los que depende la calidad, y en puntos clave: compra en cantidad, almacenamiento, requerimientos del caballo en forma individual y el monitorio dinámico, entre otros.
En
la segunda jornada se puso énfasis en “Cómo elegir los alimentos adecuados” y eso
implicó el desarrollo de tres puntos clave: los ingredientes y sus procesos; la
importancia en la buena interpretación de etiquetas y los criterios de
suplementación. Todo eso en un contexto de “balanceados, concentrados y
suplementos”.
“El
mínimo de forraje que debe consumir debe ser de un 50%, para estar saludable y
tener una correcta inmunidad y comportamiento. El mal manejo de la nutrición
causa problemas”, alertó Godoy. Maíz, avena, cebada y sorgo son cereales
incluidos entre los ingredientes con un buen porcentaje de almidón, con energía
concentrada. Y como subproductos proteicos, afrecho de trigo, pellet de
alfalfa, expeller de girasol y de soja, cada uno con sus rendimientos en
proteína y fibras. Ejemplos en una referencia para las raciones. El valor de
los balances.
Además,
se hizo hincapié en la importancia de otros ingredientes según la región en la
que el caballo habita y en la administración de aminoácidos, prebióticos, probióticos
y aditivos como saborizantes o antioxidantes, por ejemplo. Con el avance del
curso, las preguntas se sucedieron en medio de cuestiones técnicas y nadie se
quiso quedar con ninguna duda. Una ida y vuelta de experiencias que elevó la
calidad del aprendizaje. “Las tablas nos dan una aproximación, nos acercan al
ideal, pero cada caballo tiene su variable y necesita su seguimiento”, agregó
la ingeniera.
Respecto
de los alimentos balanceados y concentrados, Godoy se enfocó en la categoría a
la que están destinados, su presentación, la composición nutricional, los
ingredientes, las fórmulas abiertas o cerradas (“pueden ir variando las
cantidades”), vitaminas y minerales en su cantidad y fuente y las
recomendaciones que dan los fabricantes. En el procesamiento del producto y sus
materias primas, la importancia de la homogeneidad, digestibilidad, masticación
y conservación, entre otros puntos clave.
“La
calidad es la cualidad de satisfacer necesidades específicas”, completó al
cierre la facilitadora, tras una cadena de recomendaciones, y se advirtió sobre
el poder de decisión que brinda el conocimiento. En ese sentido, se subrayó que
“una nutrición óptima permite que el caballo exprese todo su potencial
invertido” en las diversas etapas previas, siempre en el concepto de los
beneficios que representan este tipos de acciones en la calidad de vida de los
caballos y, como consecuencia de ellos, en las condiciones de trabajo de
quienes los rodean a diario.
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