Récord
de asistentes en la última capacitación del año.
En el curso de
Primeros Auxilios Equinos hubo casi 100 personas en Tucumán, donde la médica
veterinaria Mariela Heredia generó un intercambio de experiencias; “Son cada
vez más reconocidos”, señaló nuestro Secretario General Carlos Felice.
En
la secuencia de jornadas gratuitas de capacitación desarrolladas por la UTTA,
esta vez el hipódromo de Tucumán le abrió las puertas a una propuesta que forma
parte de la columna vertebral de los cuidados en los caballos: "Primeros
Auxilios". La temática giró en torno a una pregunta eje: ¿Qué hacer ante
una emergencia hasta que llegue un veterinario? A partir de allí fue el
desarrollo del reconocimiento de las urgencias; las claves del éxito en los
protocolos de actuación ante heridas y hemorragias; la limpieza, el correcto
vendaje y cómo actuar frente a ellas, y los aciertos y fallas en el manejo de
los cólicos. Y hubo récord de asistentes: casi un centenar.
"Esto
es una demostración de lo que se puede hacer cuando se articula el esfuerzo de
manera compartida. Debemos estar muy orgullosos de lo que venimos trabajando.
Esto se hace con esfuerzo, con mística, con amor por el prójimo. Estos talleres
son cada día más reconocidos", señaló Carlos Felice, nuestro Secretario
General, y agradeció a Rubén Moisello, miembro de la Caja Popular de esa
provincia y parte de otra columna vertebral, la de la gestión. Su colaboración
fue clave.
Mariela
Heredia llevó las riendas del curso desde el conocimiento que le da su
profesión, la de veterinaria. “Disfruto de la docencia y de intercambiar
experiencias”, asegura quien da clases en universidades de Córdoba y Río Negro.
“Allí son materias específicas en las cátedras para alumnos. En un curso como éste
hubo colegas, estudiantes y público en general”, diferencia, pero sin dejar de
exponer que la pasión es la misma.
Ella,
una cordobesa que en febrero cumplirá 20 años como médica veterinaria, está
acostumbrada a este tipo de convocatorias, sobre todo en el interior de su
provincia. “Esta vez vino más gente. La ciudad ayuda porque es grande y en UTTA
hicieron una buena convocatoria. Un par de asistentes llegaron desde Catamarca,
porque me contaban que no tienen acceso a este tipo de acciones y menos
gratuitas. Además, había una rescatista de una Federación, gente relacionada a
la equinoterapia…”, describe Heredia, muy satisfecha por la respuesta que
encontró, aunque para ella casi no haya habido recreo porque aún en la pausa
que separó las clases teórica y práctica seguía recibiendo consultas. “A los
que veo medio tímidos les pregunto yo, así participan”, agrega. Que haya caído
un sorpresivo chaparrón justo mientras trabajaban con uno de los dos caballos
que ofreció el hipódromo para trabajar y hubiera que cambiar el lugar para
continuarla fue la anécdota que salió del molde. Había dos salones grandes
disponibles.
“En
esta oportunidad, nuestra idea no fue que aprendan a reemplazar al
veterinarios, sino a ayudarlo hasta que llega. Hay urgencias que se presentan
en campos con poco personal y que para tener señal en el teléfono y llamar al
veterinario deben ir hasta la ruta. Por eso, un tema fue cómo actuar hasta que
llegue”, explica. Y pone énfasis en “lo clave que es armar un botiquín y el
tiempo invalorable que se gana si tiene todo lo necesario, porque el
profesional que llega no siempre va a tener todo en el auto para una urgencia”.
Hija
de profesores de equitación y con un abuelo herrero y otro que participaba de
marchas hípicas, Mariela desde chica supo que estudiaría veterinaria. “Sabía
que iba a dedicarme a los caballos seguro, está en los genes”, dice, siempre
sonriente. Heredia cambió Córdoba por Buenos Aires durante un tiempo que estuvo
trabajando en campos y haras, pero años después regresó. “El Ministerio de
Agricultura de Córdoba también ayuda con algunos cursos en el interior, en
lugares chicos. Y esto de la UTTA es muy valioso porque les enseña la
importancia de la formación de cada uno y de lo que representa el personal que
trabaja alrededor del caballo, de cualquier actividad”, sostiene. Y cita otro
ejemplo, como cuando les habló de la alimentación y los cólicos: “Difiere mucho
y es distinto el riesgo según la raza. Fue bueno el debate sobre cómo evitarlo
y cómo tratarlo”. Hasta chicos y personal de seguridad se acercó a ver en
detalle.
Ya
de noche, preparándose para las ocho horas de viaje para volver a casa, los
llamados y mensajes se acumulaban para Mariela. “La gente quiere extender las
charlas, quedar en contacto. Están ansiosos por saber cuándo habrás más, de
diferentes temas”, confía. Nuestra Unión les propuso una encuesta para que
elijan los ítems que más les atrae. En 2020 tendrán más clases.
“Tal
vez en abril vuelva a hacerse otro y confiamos en que puedan ser varios en el
año. Se vio mucho entusiasmo y participación. Hay lugares donde no se hacen y
hay una necesidad que visualizó la UTTA. Es un acierto, y también contamos con
la predisposición de las autoridades de la Caja Popular, que administran el
hipódromo”, agregó Mario Sosa Reto, delegado de personal. Y completó: “Estamos
haciendo carreras tres domingos por mes y para poner toda la energía en esta
capacitación elegimos hacerla el único fin de semana que no corríamos”. Todo un
símbolo.
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