Un propietario que conoce el arte de cuidar.
Ramón Arévalo es un
profesional con larga trayectoria como cuidador en Santa Fe y disfruta de un positivo presente porque un
potrillo de su propiedad pudo festejar en su primera salida. “Cuando uno compra
un caballo no sabe con lo que se puede encontrar. Eso es lo maravilloso del
turf”, reconoce.
La sabiduría siempre es una buena carta de presentación
para medir sensaciones o vivencias. Ramón Arévalo es un cuidador de la vieja
guardia en el Hipódromo de Santa Fe y, con el triunfo del potrillo Vencedor
Plus, mantiene esa pasión pero ahora desde otra función; la
de propietario de caballos de carreras.
En 600 metros y en un cotejo reservado para productos, el
hijo de Alpha Plus salió de perdedor y le sacó cuatro cuerpos de ventaja a su
escolta. “Ganó muy bien y si tengo la suerte de correr en Buenos Aires, que sea
bienvenido. Uno siempre tiene esperanzas en sacar un buen potrillo”, es la
primera impresión de este hombre de 81 años y que se sacó la tradicional fotografía
en la quinta carrera del 21 de mayo.
Hay un recuerdo
que Ramón lo tiene en su memoria y es cuando se hizo presente en el tradicional
remate del Haras Don Florentino. “Viajé a la cabaña de la familia Grimaldi a
comprar a Vencedor Plus. Me convencía la genética y, por suerte, pude cerrar la
operación”, cuenta cuando el zaino se marchaba junto al peón, con la
tranquilidad de conseguir el resultado.
“El caballo es un billete de lotería. Cuando uno lo
compra, no sabe con qué se puede encontrar. Eso es lo maravilloso del turf”,
admite sin vueltas y con una real certeza de que todo puede suceder en este
deporte.
Uno de los rituales de Arévalo es visitar todos los días
el stud. “Cuidé mucho tiempo en el
barrio Barranquitas y ahora el stud lo tengo frente al Hipódromo. Con todos los
caballos siempre algo de la profesión de entrenador puedo hacer”. La ilusión ya
está y, entre mate y mate, que comparte en su caballeriza, puede seguir
apuntando a lo grande.
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