Día del Trabajador del Turf: unidos construimos una nueva
propuesta.
La actividad del turf en nuestro país es una actividad que
naturalmente tiende al atraso. Que tiende a preservar con dedicación y esmero
anquilosadas estructuras (y por estructuras entendemos todo aquello que
vertebra a un sector económico: lógicas de negocio, de distribución de la
ganancia, de organización, laborales, pero también culturales y de pensamiento)
que inclusive la economía y la sociedad en general en Argentina dejaron atrás.
Tal vez porque nació como una actividad “de los reyes” y
porque luego se organizó a través de instituciones nunca particularmente
progresistas como los jockey clubes. O tal vez porque cuando pasó la época
dorada del turf y desapareció el pueblo, lo que quedó fue solo, eso: una elite
dominante sentada sobre la devastación.
Y lo que esta elite pudo sostener, antes que al turf –en
donde evidentemente fracasó- fue el pensamiento y la cultura de aquella época,
casi sin cambios. Y así conservó organizadas las mermadas fuerzas productivas y
relaciones de producción. Y así armó la jugada con alfiles funcionales a este
orden.
En la Argentina del siglo XXI, a eso le decimos el “relato”.
Ese relato que sigue reproduciéndose infinitamente y, lo que es peor: que está
fundido en las mentalidades.
Así que esto es lo que vimos hace unos años: que el turf es
una actividad impregnada del relato único que dice que las cosas son como son
(salvo cuando se necesiten cambios de “forma” orientados a justificar el
“fondo” evidente de que no hay actividad del turf sino, a veces, slots). Y nos
encontramos con que estábamos nosotros y ellos. Ellos eran los conservadores
del relato y nosotros éramos los que empezamos a ver que no queríamos seguir
aceptando el orden imperante para el turf.
Nosotros sentimos y pensamos que hay que desarmar ese
relato. Poner casi todo en cuestión, barajar y dar de nuevo para preguntarnos
si está bien el reparto de ganancias y si está bien que dominen quienes
dominan.
E hicimos. Hicimos muchísimo. Sólo mencionamos aquí tres
hechos de una larguísima lista: la primera es que le dimos a los trabajadores
de la actividad de las provincias un Convenio Colectivo de Trabajo para
erigirlo como arma de mejora objetiva de las condiciones laborales; la segunda
es que hace años pergeñamos e hicimos realidad la Copa UTTA como estrategia de
difusión, de visualización, de inclusión; la tercera es que con la bandera
“hipódromos abiertos”, los trabajadores hicimos propia la concesión de un
hipódromo de Santa Fe que había cerrado sus puertas para defender los puestos
de trabajo de cientos de familias.
¿Qué queremos decirle a la sociedad del turf con nuestras
acciones? Que estamos de pie. No nos resignamos, tenemos capacidad e ideas,
estamos dispuestos a dar muchas más batallas por el sostenimiento de la
actividad y por desarmar un orden inequitativo para construir, con los hombres
y mujeres de bien del turf argentino, una propuesta nueva.
Esta es la Unión de Trabajadores del Turf y Afines y
“nosotros” somos los trabajadores del turf encolumnados en UTTA, pero somos
también toda la patria grande hípica y muchos otros más a quienes persuadimos
de que hay que cambiar, aunque más no sea como un gesto de supervivencia.
Estamos más despiertos que nunca ¡Feliz día del trabajador del turf!
Por Carlos Felice
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